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PUBLICADO EN EDICIÓN IMPRESA DEDEL MUSEO A LA ESCENA DEL CRIMENLa prueba científica: la entomología forense encaminó la investigación
Apenas aparecieron los cuerpos de Houria Houmni y Cassandre Bouvier el juez Martín Pérez se fijó un objetivo: establecer con cierta precisión el momento de las muertes. Teniendo en cuenta los días que estuvieron desaparecidas, el lugar donde fueron asesinadas y la cantidad de gente que visita la Quebrada de San Lorenzo, la prueba científica pasó a convertirse en uno de los puntos claves para la investigación. Por eso, el juez le pidió a Rosana Ayón –entomóloga forense del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Salta– que analice las larvas cadavéricas halladas en los cuerpos de las turistas. Así se estimó la fecha del crimen. Según el estudio, las víctimas fueron ultimadas entre 13 y 14 días antes del hallazgo, ocurrido el 29 de julio pasado. Esto llevó a descartar la hipótesis que sostenía que permanecieron secuestradas desde su desaparición y que las mataron tres días antes del momento en que encontraron sus cadáveres. Los insectos aportaron los datos para arribar a esa conclusión. “La fauna cadavérica ofrece indicadores biológicos claves para establecer la fecha de la muerte y otras circunstancias que la rodean. La entomología forense es la disciplina que estudia con fines judiciales a los insectos y otros artrópodos que colonizan un cuerpo en descomposición”, afirma a PERFIL la zoóloga Roxana Mariani, que trabaja en el Laboratorio de Antropología Forense de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), junto a la antropóloga física Susana Salceda y el arqueólogo Horacio Calandra. “La antropología física llega al ámbito forense a partir del trabajo con huesos para determinar edades de los fallecidos o causas de muerte”, dice Salceda. “La arqueología forense aporta técnicas de extracción que permiten conservar la mayor cantidad de información que ofrecen las pruebas”, agrega Calandra. En 1994, Adriana Oliva trabajó en el caso Carrasco, donde los investigadores buscaban establecer la fecha de muerte del conscripto, cuyos restos aparecieron un mes después de su supuesta deserción del servicio militar en un cuartel de Zapala, Neuquén. “Tras estudiar las larvas de moscas verdes que recogieron del cuerpo, había que calcular 25 o 30 días de intervalo postmortem. Hubo mucha presión para que redujera ese período pues mis conclusiones indicaban que habían ocultado el cuerpo”, recuerda a PERFIL. Finalmente se comprobó que había sido asesinado en instalaciones militares por varias personas. Con el paso del tiempo, la disciplina se fue expandiendo. Se usó en varios casos policiales como el de la familia Pomar, Natalia Di Gallo, Sebastián Bordón y Natalia Melmann. Ahora, sirvió para encaminar el doble crimen de Salta Fuente: Revista PERFIL
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Última Actualización: diciembre 18, 2014.
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